La adicción es una enfermedad compleja que afecta a quien la padece y también a su entorno más cercano. En el contexto clínico, cada vez hay más consenso en considerar a la familia como una pieza clave en el proceso de recuperación. La terapia de familia para adicciones surge entonces como una herramienta terapéutica de alto impacto, especialmente cuando se busca una recuperación mantenida en el tiempo y una mejora en la calidad de vida de todos los miembros del sistema familiar.
Numerosos estudios sostienen que la inclusión activa de la familia en el tratamiento psicológico para adicciones impulsa la adherencia, reduce las recaídas y mejora el bienestar emocional de todos los implicados (Roozen et al., 2010). Sin embargo, no siempre sabemos cuándo acudir a una terapia familiar por adicciones.
Por ello, desde Instituto Orbium hemos querido redactar este artículo, dirigido a quienes acompañan de cerca a una persona con una adicción (ya sea a sustancias o comportamental), con el fin de ofrecerles criterios claros para saber cuándo es necesaria la terapia familiar en el tratamiento de adicciones, así como sus beneficios respaldados por la evidencia científica.
¿Qué es la terapia familiar en el contexto de las adicciones?
La terapia familiar en adicciones es una modalidad de intervención que trabaja con el sistema familiar completo o con una parte de él, buscando cambiar dinámicas disfuncionales que podrían estar perpetuando o exacerbando el problema adictivo. Es importante recalcar que el sistema familiar, en muchos casos, está compuesto también de amistades. En lugar de trabajar únicamente en la persona con la adicción, se interviene sobre los vínculos, límites, roles y patrones de comunicación presentes en la familia.
Este enfoque se basa en el modelo sistémico, que considera que los síntomas de un individuo tienen sentido dentro de su red social y relacional. Desde esta perspectiva, la familia actúa como un agente terapéutico (O’Farrell & Fals-Stewart, 2006).
Señales de que la terapia familiar es necesaria
En muchas ocasiones, es complicado detectar cuándo es el momento de buscar apoyo profesional, sobre todo cuando el malestar dentro del sistema familiar se ha normalizado. Algunas de las señales que nos indican la necesidad de comenzar terapia familiar en adicciones son las siguientes:
- Conflictos familiares frecuentes: discusiones, tensiones no resueltas o distanciamiento emocional.
- Negación o minimización del problema adictivo dentro del núcleo familiar.
- Roles invertidos o disfuncionales: hijos que asumen papeles parentales, por ejemplo.
- Codependencia emocional o comportamientos de sobreprotección hacia la persona adicta, que acaba repercutiendo gravemente en el familiar.
- Aislamiento social de la familia o vergüenza asociada a la adicción.
- Dificultades para establecer límites o mantener normas.
Cuando suceden uno o varios de estos factores, la terapia familiar puede ser imprescindible para avanzar hacia una recuperación profunda y sostenida.
Beneficios de la terapia familiar en el tratamiento de adicciones
Incorporar a la familia en el tratamiento permite trabajar con las dificultades actuales y futuras, así como con los recursos presentes en el entorno del paciente. Las ventajas que presenta la terapia familiar son:
- Mejora en la comunicación, la convivencia y resolución de conflictos entre los miembros del sistema familiar y, consecuentemente, otros vínculos del paciente.
- Reducción significativa de recaídas (Rowe, 2012).
- Incremento de la adherencia al tratamiento por parte del paciente.
- Disminución de síntomas de ansiedad, depresión y estrés en familiares.
- Mayor capacidad de la familia para poner límites, atender a su bienestar y acompañar al paciente desde un lugar más saludable y efectivo.
Un metaanálisis realizado por Templeton et al. (2010) demostró que las intervenciones familiares mejoran los resultados clínicos del paciente y el funcionamiento general de la familia, generando efectos positivos duraderos.
¿Y si el familiar no quiere recibir tratamiento?
Una situación frecuente que podemos encontrarnos es que la persona con adicción rechace iniciar o continuar un tratamiento. En estos casos, la terapia familiar sigue siendo altamente recomendable. Mediante estas terapias, los familiares pueden aprender a manejar las situaciones problemáticas, cuidarse emocionalmente y aumentar la probabilidad de que la persona con adicción acepte ayuda (Meyers et al., 2002). A través de este modelo, las familias aprenden estrategias conductuales y de comunicación, pasando de la desesperanza a un rol activo y constructivo, esencial para ofrecer un entorno de recuperación saludable al paciente.
Conclusión
Saber cómo y cuándo ayudar a un familiar con adicciones no es tarea sencilla. Es normal que aparezcan sentimientos de impotencia, culpa o frustración. Sin embargo, la ciencia ha demostrado que el entorno familiar puede convertirse en un gran agente de cambio si recibe el acompañamiento adecuado.
La terapia de familia para adicciones no busca señalar culpables, sino sanar relaciones, fortalecer vínculos y ofrecer herramientas para afrontar una problemática que es multicausal y compleja. Acudir a este tipo de intervenciones no solo beneficia al paciente, sino también a quienes caminan a su lado, permitiéndoles recuperar el equilibrio y el bienestar.
Desde Instituto Orbium estamos desarrollando un nuevo curso especializado para familiares y personas cercanas a quienes padecen una adicción. Nuestro objetivo es brindar herramientas prácticas y fundamentadas científicamente para comprender mejor la adicción, acompañar de forma efectiva al ser querido y, al mismo tiempo, proteger la salud física y mental propia. Muy pronto estará disponible.
Bibliografía
Meyers, R. J., Smith, J. E., & Lash, D. N. (2002). A program for engaging treatment‐refusing substance‐abusers in treatment: CRAFT. Journal of Substance Abuse Treatment, 23(2), 117–127. https://doi.org/10.1016/S0740-5472(02)00255-7
O’Farrell, T. J., & Fals-Stewart, W. (2006). Behavioral couples therapy for alcoholism and drug abuse. Journal of Substance Abuse Treatment, 31(3), 287–295. https://doi.org/10.1016/j.jsat.2006.05.004
Roozen, H. G., de Waart, R., & van der Kroft, P. (2010). Community reinforcement and family training: An effective option to engage treatment-resistant substance-abusing individuals in treatment. Addiction, 105(10), 1729–1738. https://doi.org/10.1111/j.1360-0443.2010.03016.x
Rowe, C. L. (2012). Family therapy for drug abuse: Review and updates 2003–2010. Journal of Marital and Family Therapy, 38(1), 59–81. https://doi.org/10.1111/j.1752-0606.2011.00280.x
Templeton, L., Zohhadi, S., Galvani, S., & Velleman, R. (2010). “You learn on your feet”: The experiences of professionals delivering family-based interventions for alcohol use. Drugs: Education, Prevention and Policy, 17(5), 643–655. https://doi.org/10.3109/09687630903357657